Es probable que usted haya escuchado esta frase desafortunadamente asociada con la historia de una caída. Y resulta normal, por los sentimientos de sobreprotección que manifiestan los suyos luego de un evento tan desafortunado.
Por: Mónica Rodríguez Médico Internista Subespecialista en Geriatría
Problemas que trae la quietud
Sin embargo, la quietud puede estar perjudicándolo más que si permanece en movimiento, porque:
- Se acelera el proceso de deterioro de los músculos, haciéndolos cada vez más delgados y con menos fuerza (sarcopenia).
- Los reflejos de respuesta a los cambios de posición se vuelven más lentos, experimentando frecuentemente mareos.
- Las articulaciones se ponen rígidas, lo cual produce dolor en caderas, rodillas, tobillos, espalda, debido a la movilización
- Caminar se hace cada vez más difícil, lento e inestable, aumentando el riesgo de una nueva caída.
- En casos de permanencia en cama, se pueden presentar complicaciones severas como fracturas, neumonía, infecciones urinarias a repetición y úlceras.
Es por esto que el mejor remedio para una caída, al contrario de lo esperado, es reiniciar la actividad física lo más pronto posible.
¿Es factible prevenir una caída?
Sí, especialmente si se han presentado más de dos episodios en el último año, lo que se conoce como caedor recurrente, que determina la presencia de una condición que, si se puede modificar, disminuiría el riesgo de una nueva caída.
Paso 1: Identificar las llamadas barreras arquitectónicas en casa o en los lugares frecuentados: la existencia de rampas, escaleras, superficies de pisos irregulares, baldosas o porcelanatos lisos en baño, cocina y patio, tapetes de pie de cama no fijados al piso, muebles en corredores que limitan la movilización y cualquier otro obstáculo que pudiese inducir a una caída.
Paso 2: Intervenir las barreras arquitectónicas identificadas para minimizar el riesgo de un accidente:
- Colocar bandas antideslizantes en pisos, escaleras, rampas.
- Poner barandas en las escaleras y el baño, para el uso del sanitario y en la ducha.
- Retirar los tapetes pie de cama o adherirlos al suelo.
- Demarcar con color diferente y llamativo los bordes de las escaleras y rampas.
- Dejar libre los corredores.
Paso 3: Identificar los medicamentos que pueden afectar el equilibrio, la conciencia y la percepción de los estímulos. Muchos fármacos, usualmente utilizados como inductores de sueño, analgésicos potentes, moléculas para manejo del mareo, vómito y hasta los mismos tratamientos para la tensión, se han asociado con episodios de caídas.
Son muy importantes los profesionales en salud, especialistas en el tema, para evaluar la necesidad de continuar con estos medicamentos o pasar a otro tipo con menores efectos secundarios, según las enfermedades que padezcan las personas afectadas.
Paso 4: Es el más importante: empezar un programa preventivo, con un esquema de actividad física que permita fortalecer los miembros inferiores, mantener el funcionamiento de las articulaciones, reentrenar en el equilibrio y marcha.
Este programa debe ser ofrecido a todas las personas, sin limitación de edad, pero sí ajustado a las condiciones y necesidades de cada individuo, con un seguimiento cercano por personal entrenado para esta tarea.