Por: Olga Díaz Díaz
Pensarte
determina el insomnio
de estas horas sombrías,
sin edad, ni final.
Es que conocerte,
me ha turbado de un modo,
que ni siquiera en la tregua
de un bostezo encuentro paz.
Yo presiento que cuando tú me toques,
voy a estallar cual volcán.
No deseo interrogar a la vida,
porque muchas preguntas le he formulado ya
y ella nunca me ha querido contestar.
Sólo quiero vivir,
sencillamente,
lo que tú quieras que viva,
como quieras que lo viva
y hasta donde tú decidas,
nada más.
Después, la misma vida
se encargará de hacer o deshacer.
Hoy me niego a pensar
en Dios o en los esquemas,
en el ser o no ser…
Solamente tú llenas mi espacio,
tú, y ese beso subversivo tuyo,
que me supo a lucha, a montaña,
a reto,
a Mayo Francés…