NO TEMA ENVEJECER: CLAVES PARA ASUMIR BIEN LA EDAD

BIENESTAR
“¡No quiero envejecer!”, escuchó mucho la psicóloga chilena Pilar Sordo en su investigación. Entonces, decidió escribir un libro que enseña a asumir bien la edad.
Por: Periódico El País – España

Uno envejece de acuerdo a como ha vivido

Y es que con los años cada uno termina recibiendo lo que ha entregado en la vida, de ahí el temor de muchos a envejecer. “Ya sea porque los valores del éxito están asociados exclusivamente con la juventud o por el miedo que nos produce el que mañana nos falten la salud o los recursos, pero nos aterra el paso del tiempo”, asegura la especialista.

Cuenta Sordo en su libro, que lleva precisamente como nombre esa frase ¡No quiero envejecer!, que culturalmente se asocia la palabra vejez con deterioro, enfermedad, muerte, sufrimiento, olvidando que es un nuevo ritmo vital que se debe asociar con descanso, disfrute, sabiduría, plenitud.

“Hay un ejercicio que me enseñó una increíble mujer con ancestros japoneses. Imagínese que está de pie, mirando hacia adelante y le piden que ubique el pasado y el presente. Todos los occidentales ubicarán el pasado atrás y el futuro adelante, ¿cierto? En cambio, los japoneses lo conciben absolutamente al revés. El pasado adelante porque es lo único que conocen y de lo cual pueden aprender todos los días, y el futuro atrás, por ser desconocido e incontrolable, es por eso que ellos valoran a la gente adulta”, explica Pilar.

Claves para vivir plenamente y disfrutar del paso de los años

Descanso reconciliador. El descanso es una más de las contradicciones de la vida: nos la pasamos anhelándolo y cuando llega, no sabemos qué hacer con él. Eso sucede porque se tiene un concepto errado de lo que realmente es el descanso. Hay que entenderlo como la invitación al silencio y la búsqueda de paz interior, y no como el hecho de no hacer nada, añade la sicóloga. De esa forma, hay que mirar el descanso como una reformulación de las actividades que implica preguntarse qué quiere hacer, qué dejó de hacer en su vida que ahora puede retomar, pero desde el punto de vista del placer. Es cambiar el Yo debo por el Yo quiero. Una buena opción es practicar yoga u otra disciplina espiritual que lo conecte con un buen descanso.

Superar el nido vacío. La vejez es el tiempo también para ver el rostro de la pareja que, probablemente, hace mucho no veía por estar enfocados en los hijos, el trabajo, las cuentas, etc. El problema es que, si nunca cuidaron los afectos, si estuvieron preocupados del resto y no entendieron que el motor de todo eran ellos dos, el volver a encontrarse con la pareja, luego de tanto tiempo, puede generar más de un roce, dice Sordo. Ante esto, es importante respetar los gustos de la pareja, que seguramente han cambiado, pero será una oportunidad de volver a conocerse, a gustarse y, ojalá, volver a ser novios y esta vez para siempre.

Romper la rutina. Según Juan Hitzig, médico especialista en Medicina del Envejecimiento, ser inquieto mentalmente, curioso y llevar a su cerebro a lugares geográficos por los que nunca anduvo (aunque no sean largos viajes) o mentales, es el mejor ejercicio de una persona mayor. En otras palabras, es acabar con la rutina y tener siempre la imaginación en funcionamiento, porque al estar dispuesto a incorporar cosas nuevas se aumenta la plasticidad neuronal y se segrega algo que se llama factor de crecimiento neuronal, una proteína que compacta más la unión neuronal y es un antídoto contra el paso de los años que tiende a desenganchar las neuronas.

Mantener contactos. La peor compañera de la vejez es la soledad. El hecho de que usted no tenga la misma energía que tenía cuando joven no quiere decir que no pueda compartir de una tarde, un paseo o un viaje de amigos. Ahora es cuando tendrá más tiempo para las tertulias, las visitas y mirar una película en grupo. Además, la integración con todos los miembros de la familia, permitirá que se acerque a todas las generaciones; esto es un saludable y agradable remedio. Colaborar en la formación de los nietos y sobrinos es un rol que hace sentir a la persona mayor que es necesaria en el hogar, que los años son también sabiduría.

  • Rutina saludable. No se trata de volverse un consagrado deportista después de los 60 años, mucho menos cuando su cuerpo no está acostumbrado a la actividad física diaria. Si su médico lo permite, basta con una caminata diaria, a su ritmo, de 20 minutos; algunos estiramientos en la mañana, nadar cada semana y aprender a meditar. Nunca es tarde para equilibrar mente y cuerpo. No se exceda en los ejercicios, el objetivo es estar activo por salud, no por belleza. La alimentación es primordial en cualquier etapa, pero mucho más en la edad adulta, si de verdad se lo propone puede cambiar su dieta alimentaria por más frutas y vegetales, y menos fritos y harinas.
  • La vejez como ventaja. Uno de los mayores temores de llegar a la vejezes mirarse al espejo y sorprenderse con los efectos de los años. Hay adultos mayores que le temen más a las arrugas que a las enfermedades, creen que envejecer con dignidad es sinónimo de evitar el deterioro de la piel, por eso, acuden al Bótox o a las cirugías estéticas intentando detener la juventud. En cambio, se puede tomar la decisión de iniciar con rutinas para el día y la noche, que respondan a las necesidades puntuales de cada persona y, además, estén orientadas a brindar un verdadero cuidado a nuestra piel.

Otra buena forma de superar estos temores es viendo la vejez como una ventaja: ya no es el joven inmaduro, preocupado por probarle al mundo su valía y limitado por el qué dirán. Tal vez no resista beber y comer como antes, pero degusta mejor cada bocado. Tal vez la mente no es tan ágil, pero sí más serena y sabia. No toda la moda le queda, pero el estilo es imperecedero.

Share this:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *