Seguir hábitos de vida saludables como: llevar una dieta equilibrada, evitar el sedentarismo y hacer deporte o no fumar no sólo tiene un papel fundamental en la prevención de las enfermedades crónicas, sino también en la mejoría de su evolución.
Fuentes: Health Enews Asisted
Según un estudio realizado por Healt Enews, el grupo de población por encima de los 55 años es el más afectado por las enfermedades crónicas, siendo las más frecuentes las de carácter neurodegenerativo (párkinson, alzhéimer, esclerosis múltiple…), circulatorio (hipertensión, diabetes…), osteoarticular (lumbalgia, artrosis…), respiratorio (asma o bronquitis crónica) y genitourinario (incontinencia urinaria o impotencia).
Pero, ¿cómo prevenir este tipo de patologías? Para prevenir este tipo de patologías o experimentar una mejora en su evolución, si ya se padecen, resulta fundamental adoptar los siguientes hábitos saludables:
Mantener una correcta alimentación
La dieta debe ser variada; se ha de reducir el consumo de grasas saturadas e incrementar el de grasas vegetales; aumentar la ingesta de frutas, legumbres, verduras y cereales, así como la de agua, y limitar el consumo de sal y azúcar.
El impacto de la malnutrición en personas mayores supone un mayor riesgo de contraer enfermedades, dificultad para controlarlas, aceleración de las enfermedades degenerativas e incluso mortalidad. Los cambios que se producen en el organismo con el envejecimiento exigen aumentar la ingesta de determinados nutrientes para mantener una alimentación equilibrada.
Hacer ejercicio físico o deporte
El sedentarismo favorece la diabetes y la obesidad, entre otras enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, el ejercicio físico debe ser una parte fundamental de la actividad diaria de las personas mayores, siempre adecuándolo a las posibilidades del individuo y atendiendo a las recomendaciones del médico.
El ejercicio físico reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, obesidad, diabetes, osteoporosis y demencia. Favorece la independencia funcional y mejora la calidad de vida.
Prevención del abuso de tabaco, alcohol y medicaciones no prescritas
El tabaco aumenta el riesgo de enfermedades pulmonares, cardiovasculares y de varios tipos de cáncer. El abuso de alcohol puede producir deterioro cognitivo y problemas en el hígado, páncreas y corazón. Ciertos fármacos que no requieren prescripción, como los analgésicos, pueden producir efectos adversos severos si no se toman adecuadamente, o interacciones peligrosas con otros fármacos.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC está relacionada con el hábito de fumar y con especial prevalencia entre las personas mayores que fuman más de 30 cigarrillos diarios. Además, esta enfermedad constituye la cuarta causa de muerte entre las personas mayores. Otras afecciones que se relacionan con el hábito de fumar son el deterioro del sistema cardiovascular y del aparato respiratorio y el desarrollo de diversos tipos de cáncer. Abandonar este hábito, incluso a una edad avanzada, supone una mejoría de la capacidad respiratoria y reduce las probabilidades de sufrir un trastorno coronario, además de suavizar los signos externos del envejecimiento.
Actividades sociales y recreativas
Las personas mayores, por lo general, disponen de mucho tiempo libre debido a que ya no trabajan y/o que los hijos se han ido de casa. Estas nuevas circunstancias obligan a reestructurar las redes de relaciones familiares y sociales, adoptando nuevos roles de acuerdo a sus condiciones, intereses y capacidades. Sin una estructura social, pueden acabar tendiendo al aislamiento que provoca un aumento del riesgo de depresión, ansiedad y una mala auto-percepción de salud
Seguir el tratamiento prescrito por el médico(s)
Es fundamental seguir los consejos de los profesionales y consultar con ellos los posibles enfoques y tratamientos antes de acudir a un foro de Internet. El mejor tratamiento es el que se prescribe según las características del paciente ya que no existe un modelo tipo que sirva para todos.
Ciertas patologías como la hipertensión arterial, diabetes y colesterol alto tienden a no dar síntomas y aumentan el riesgo de enfermedades coronarias y cerebrovasculares. Su detección precoz y adecuado tratamiento disminuyen el riesgo.
Conclusión
Estos hábitos de vida saludables constituyen el pilar principal de cualquier tratamiento de enfermedades crónicas. Una modificación de los mismos tiene un importante impacto en la mejoría de diferentes parámetros de las enfermedades crónicas como la tensión arterial, la glucemia o el peso.
Por todo lo explicado anteriormente, es de suma importancia que cuando llegamos a ciertas edades, debemos centrarnos en nosotros mismos, dedicarnos tiempo y cuidarnos para llegar a la vejez con una mayor calidad de vida.