“El burro por delante…”, solía decir mi viejita, para darme a entender que sólo los asnos echan sus prioridades por delante, sin importar a quién “se lleven en los cachos”.
Por: Roberto Quiroga B. – Director Noticias Mayores
Una guerra que nos perjudica a todos
Pero, en el estado actual del país, es menester pensar primero en uno mismo y no en los demás…
Pensar en qué he hecho YO, qué dejé de hacer YO o qué voy a hacer YO para que cambie esta situación tan desastrosa.
Piénselo, porque esta guerra no favorece sino a los que venden armas, a los que se enriquecen con el negocio de la muerte, a los que se eternizan en el poder por las buenas o por las malas, a los que nunca sacian su sed de dinero.
Piénselo, porque en esta guerra, los muertos no son los hijos de las familias más pudientes, ni son los hijos de los grandes gamonales o terratenientes; no son los hijos de los dueños de los bancos, ni son los hijos de los congresistas o altos empleados del gobierno; no son los hijos de los generalotes ni los hijos de la alta cúpula militar; no son los hijos de los curas ni los hijos de los pastores adoradores del dios dinero… ¡No!
Piénselo, porque los muertos los pone el miserable pueblo colombiano, son los hijos del trabajador del montón, son los hijos de los maestros, de los indígenas, de los negros, de los taxistas, de los empleados, de los oficinistas, de los obreros, de las del aseo; los hijos de los que no se han podido pensionar, los hijos de aquellos que nunca han disfrutado de una atención en salud decente; los hijos del vendedor ambulante, del rebuscador, del todero; los muertos son estudiantes que, abiertos sus ojos, tratan de expresar libremente su inconformidad… son los policías rasos que, aunque a muchos no les guste, también son personas con familias, con padres, con hijos, con derechos…
Odios viscerales que asesinan…
Piénselo bien, porque esos odios viscerales hacia quien piensa o tiene una ideología diferente, esos extremismos absurdos de la mamertada de puño al aire y discurso veintejuliero que quiere acabar con todo contra los fachos de camándula, garrote y Biblia debajo del brazo que quieren que a todo digamos que sí, y de estos dos contra el ‘tibio’ que ni sí ni no, que mejor se espera, que aún no se decide…, son el caldo de cultivo para la situación que estamos viviendo.
Esos odios que han trascendido el tiempo, que se han heredado generación tras generación, que se han alimentado a través de los medios masivos-comerciales de comunicación, que son el resultado de las desigualdades sociales, de la inequidad, de la discriminación, de la corrupción, de la explotación, de la persecución, de la eternización de regímenes caducos… Son muchos años aguantando y tenía que reventar… y reventó.
Piénselo bien y haga que soplen nuevos vientos, levante su voz de protesta, exprese su inconformismo, marche pacíficamente, no se una a los vándalos –sin importar de donde provengan–, no acabe con el trabajo de muchos años de otras personas, no fomente la violencia contra nadie ni contra los servicios públicos… No sea de los que cree que Luis Carlos Sarmiento ha dejado de dormir porque rompieron varias sucursales bancarias y se llevaron varios cajeros automáticos, o que Enrique Peñalosa ha dejado de almorzar porque quemaron varios buses de Transmilenio o del SITP; eso no soluciona nada, sí perjudica a muchos usuarios y da papaya para la represión policial, paramilitar, de grupos armados organizados, etc.
No se deje manipular por los medios
Piénselo bien y no coma entero lo que le quieren inyectar los medios masivos de comunicación, recuerde que los que hablamos de desigualdad social no somos unos resentidos, los que señalamos la corrupción no somos envidiosos porque no estamos en la rosca, los que denunciamos delitos no lo hacemos por odio de clases, los que exigimos recursos para salud, educación o una vejez digna no queremos que todo sea regalado, sino que el Estado cumpla con sus obligaciones y deje de robarse la plata de los impuestos, sus impuestos, mis impuestos, nuestros impuestos, los impuestos de todos…
Piénselo bien, porque los que queremos la paz no somos santistas ni guerrilleros ni proguerrilleros, queremos es que dejen de matar defensores de Derechos Humanos, que acaben los mal llamados ‘falsos positivos’ que no son otra cosa que asesinatos indiscriminados de personas inocentes e indefensas por parte de los organismos represivos del Estado; lo que queremos es una Colombia libre y pacífica en donde prime la honestidad, el trabajo y el bien comunitario, donde haya libertad de empresa y de asociación, educación gratuita y obligatoria, acceso a unos servicios salud que no atenten contra la dignidad de las personas, donde tener un trabajo estable no sea una lotería sino un derecho ganado en las aulas, donde estudiar no sea un privilegio de personas adineradas sino un derecho en función de poder ofrecer una mejor calidad de vida para todos, donde no haya más de 200 o 300 universidades privadas y 20 o 30 universidades públicas sino que sea al revés…
No queremos un país bajo el régimen de las armas
Piénselo bien, porque queremos es un país en donde no se impongan condiciones bajo el régimen de las armas en manos de los que sean; un país en donde no sobre el 50% de miembros de Congreso, que con su burocracia rampante fomenta la corrupción a todos los niveles; un país donde el de turno no acapare y manipule las tres ramas del poder público, los órganos de control, los órganos de fiscalización y las altas cortes de justicia; un país donde no se priorice al migrante sobre el local en la búsqueda de intereses politiqueros que ahondan las discriminaciones y las desigualdades.
Piénselo bien, porque empezó la carrera por la presidencia con todas sus consecuencias… Y, aquí, es donde repito el título de esta nota: Primero ¡yo! ¿Cuál va a ser MI actitud frente a este magno evento?, ¿ya coticé cuánto vale mi voto?, ¿cuántos tamales o cuántas tejas?, ¿ya me estoy ofreciendo para acompañar grupos de personas mayores vulnerables a la hora de la votación? ¿ya estoy lagarteando un puesto o una prebenda con un fulano o una zutana en campaña? O, mejor, miro a mi alrededor y veo todas esas personas manifestándose por un mejor país, exponiendo sus vidas, dando ejemplo, y más bien estudio las propuestas de los candidatos, su trayectoria, su historial y elijo a conciencia, sin recibir mermelada, sin importarme su partido, pensando en el futuro de mis hijos, de mis hijas, de mis nietos, de las personas que conozco, las que no conozco y las que nunca conoceré…
ROQUI